EE.UU: El debate sobre el sistema de salud

Los límites de reformas desde arriba – la necesidad de la lucha desde abajo

Barack Obama

Lo han llamado "socialista" y "nazi". Dicen que habría "comisiones de muerte" en las que burócratas del gobierno decidirán si la abuela puede seguir con vida. Esto son sólo algunos de los ataques en contra del presidente Obama y de sus planes de reformar el sistema de salud perpetrados por los activistas de derechas, patrocinados por el canal "Fox News", que están interrumpiendo las reuniones locales de pequeñas ciudades por todos los EE.UU. Desde luego ninguna de las alegaciones es cierta.

El histerismo del ala derecha no es una simple oposición a la reforma del sistema de salud y tampoco se nutre de preocupaciones sobre un plan de salud llevado a cabo por el gobierno. Gran parte del contraataque se basa en el temor general y en el malestar que se está desarrollando en la sociedad estadounidense. Parte del malestar sobre las ayudas masivas a los bancos y al sector bursátil ante el continuo crecimiento de pobreza, de desempleo y del temor al futuro. Como ante los partidos establecidos no existe ninguna alternativa de izquierdas con base amplia las compañías de seguros y las fuerzas conservadoras han podido desvíar este malestar para dirigirlo en contra de cualquier intento de limitar sus grandes ganancias.

Un aviso para los trabajadores

Esta ofensiva del ala derecha les debería servir de escarmiento a la izquierda y al movimiento obrero. El debate sobre el sistema de salud se está desarrollando en el contexto de la mayor crisis económica desde los años 30 del siglo pasado. Se ha creado un vacío enorme que con urgencia exige verdaderas soluciones, y los Demócratas han fracasado en darlas.

Esto es lo que les abre el espacio a los populistas enfurecidos de derechas para sus reivindaciones. Pero no es un problema que "Obamacare" fuera "medicina socializada". El problema es que las propuestas de Obama no son "medicina socializada".

Aún antes de que la administración de Obama empezara a titubear sobre la denominada "opción pública" – un paso hacia el abandono entero – el plan sólo habría consistido en una reforma muy límitada, como mucho, porque no iba a enfrentarse al mayor obstáculo para un sístema de salud para todos: la industria privada de salud.

Las compañías privadas de seguros generan beneficios de miles de millones cada año sistemáticamente denegando cobertura adecuada. Estas ganancias se hacen ante unos gastos enormes para administración y publicidad, que se podrían eliminar con una sola agencia gubernamental de seguro de salud – el sistema del pagador único.

¿Quién está "racionando"?

¿Necesitaría un plan gubernamental implicar racionamiento, como algunos conservadores alegan? En realidad es el sistema actual el que está altamenta racionado. Es el racionamiento "natural" del sistema del mercado donde los que no se pueden permitir servicios de salud no los reciben – en el caso de EE.UU. se trata de 47 millones o el 16% de toda la población. Y ahí no contamos a la cobertura inadecuada de los millones que stán asegurados por compañías privadas ansiosas de generar beneficios.

¿Y que pasa con las "comisiones de muerte"? Pues el sistema actual condena a muerte a más de 20.000 personas cada año, personas con enfermedades curables, simplemente porque carecen de acceso a servicos de salud adecuados. Cómo pueden ser necesarias “comisiones de muerte” para los mayores en el país más rico del mundo?

Algunos comentaristas hacen hincapié en los problemas de sistemas gubernamentales como el de Canadá o el NHS británico. Existen problemas, en mayoría debidos a recortes de presupuesto por el gobierno, pero no son inherentes de un servicio de salud gubernamental, y de ninguna manera se pueden comparar con los problemas del sistema estadounidense.

Los hechos básicos hablan por si mismos. En expectativa de vida Canadá toma el octavo puesto en el mundo, mientras los EE.UU. quedan quincuagésimos. De hecho, en todos los países industrializados del mundo las expectativas de vida son más altas que en EE.UU.

Hace falta un cambio fundamental

No es posible hacer una reforma moderada de un sistema de salud altamente defectuoso. Necesitamos un cambio fundamental partiendo por el seguro del pagador único. Y no son sólo las compañías privadas de seguros las que causan problemas. Hospitales privados se han hecho conocer por cierres en zonas de renta baja y por suspender servicios, incluso unidades de emergencia, por no ser rentables.

Un estudio de la clínica de Cleveland, un proveedor de salud sin ánimo de lucro, mostró que los hospitales privados también son derrochadores e ineficientes. En vez de pagar a sus médicos basándose en un sístema de incentivos conectados a los caros análisis, fármacos y operaciones que ellos ordenen, la clínica de Cleveland sigue el modelo del sueldo fijo.

Esto ha recudido los gastos de la clínica de manera abrumadora y a la vez provee servicios de calidad, basados en las necesidades de los pacientes, no en el coste del servicio. Están además las compañías farmacéuticas que gastan casi 60 millones de dólares al año en publicidad, el doble de lo que invierten en investigación y desarrollo.

Necesitamos una medicina enteramente socializada dónde los fármacos y los proveedores de salud – los hospitales y las clínicas – también sean de mano pública. Ese sistema debería manejarse de manera democrática, poniéndo el poder de decidir en las manos de médicos, enfermeros, pacientes y el amplio público.

Como más nos alejemos de una solución de mercado mejor. Medicina socializada sería la más eficaz y eficiente para prestar servicios de salud gratuitos y de alta calidad para todos, y un sistema de pagador único es el primer paso crucial.

Pero eso sería amenazar la misma base de existencia de la industria de salud privada existente, algo que los Demócratas obviamente no quieren hacer. Están demasiado atados a esos intereses empresariales como para emprender una lucha veraz. Actuálmente incluso han señalado que están dispuestos a abandonar enteramente las límitadas ideas de la denominada "opción pública".

¿Temor al contraataque?

¿Serán capaces los líderes sindicales y las organizaciones que apoyan a los Demócratas a dejar caer la reforma en el olvido? Muchos de esos líderes están alegando que aunque estuvieran en favor del pagador único el concepto es "demasiado radical" y que deberíamos concentrarnos en lo que los Demócratas nos consigan. ¿A qué se debe ese miedo? ¿Acaso temen que reivindicar el sistema del pagador único pueda provocar un contraataque?

Si en cambio es justamente la tibia minirreforma la que ha provocado el furioso contrataque de la derecha. Lo más mínimo que podríamos hacer es hacer la parada con una verdadera alternativa. Nadie podría acusarte de implementar medicina socializada por escondidas si lo haces de abiertas y muestras que los temores por los gastos, la calidad de servicio y el control no tienen mucho que ver con la realidad de una medicina socializada.

Esto quiere decir que los sindicatos, los grupos de presión interesados por el sector de la salud, y los trabajadores en general deben emprender la lucha por el sistema de salud independientemente de los Demócratas, llevando adelante el primer paso hacia una medicina socializada – el pagador único. Desafortunadamente hasta ahora la lucha por la reforma se ha quedado limitada porque sus líderes se contentan con aceptar lo que los Demócratas les ofrezcan, sin esperar nada más.

Hace falta una estrategia alternativa

Un alto cargo de AFL-CIO (la federación de sindicatos) ha amenazado hace poco con retirar el apoyo electoral que los sindicatos están prestando a los Demócratas si estos abandonan la opción pública. Sería un paso en buena dirección si los líderes sindicales estuvieran de verdad preparados para hacer cumplir la amenaza. Pero si de verdad están dispuestos a romper con los Demócratas por el tema de la opción pública, ¿ por qué no están luchando por lo que les hace falta a los pobres y los trabajadores, un sistema de pagador único?

Los síndicatos, los grupos de presión en favor del pagador único y los grupos de presión interesados por el sector de la salud tienen los medios para organizar manifestaciones de masas por todo el país, para mostrar con voz alta y clara que los trabajadores quieren el pagador único y el final del dominio de las compañías de seguros y de las farmacéuticas.

Como hay encuestas que muestran que la mayoría de la poblacion de EE.UU. está en favor de un alguna forma de sistema de salud mantenido por el gobierno, semejante al pagador único, cientos de miles de trabajadores resueltos por las calles reivindicandolo relitivizarían el "grito público" de las reuniones en pequeñas ciudades.

No hay tiempo que perder con medidas tibias a medias. Hay que luchar por un sistema de pagador único – ahora.

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