Economia: Hacia el fin de la ilusión de la reactivación global sostenible.

La polémica entre los economistas convencionales, sobre que hacer frente a la actual etapa de la evolución de la crisis económica global aparece en el centro de la discusión de política económica. De una parte los ortodoxos, que con arrogancia para nada justificada por los hechos se atreven a volver a pregonar las bondades del mercado y la desregulación, están preocupados de las consecuencias del sobreendeudamiento de los estados, el déficit fiscal, las presiones inflacionarias y las burbujas especulativas, y defienden una política de reducción del déficit, y de austeridad, que se traduce en la retirada de las transferencias de estímulo de la demanda, y en medidas de reducción de salarios, gasto estatal, recorte de todo tipo de conquistas sociales como postergación de la edad de jubilación… Las medidas de estímulo fiscal, que en su momento fueron vitales para evitar un colapso generalizado del sistema, y actuaron como un factor de reactivación, están siendo retiradas de todos los países, incluso aquellas grandes economías que en general tuvieron una recuperación muy débil, y que como en el caso de Estados Unidos ahora aparece en franco retroceso.

Los neo Keynesianos, subrayan que las medidas de austeridad son contractivas de carácter recesivo, que aumentan el peligro de lo que se ha llamado la “doble inmersión” en la recesión, especialmente cuando el desempleo se mantiene muy alto, la demanda contraída y el sistema financiero internacional aún no ha transparentado los riesgos tóxicos que mantiene escondido en los balances, y proponen continuar con políticas expansivas de la masa monetaria, preocupados de la contracción de la demanda y las presiones deflacionarias.

Pero nos encontramos ante un callejón sin salida, el giro ortodoxo que han tomado, los principales artífices de política económica y monetaria en el mundo pre anuncia una nueva recesión, dentro de una crisis global del capitalismo de la cual no hemos salido, pero ahora aparece claro, que al menos en Estados Unidos; la principal economía mundial, y epicentro de la crisis, los buenos números estadísticos de 2009, fueron la consecuencia pasajera de la tremenda inyección monetaria de los paquetes de rescate de los grandes bancos y corporaciones, y de estímulo a la demanda, pero que sin que se diera la recuperación esperada del sector privado, ni por parte de la inversión capitalista ni por parte de la demanda de los hogares, lo que han agravado es el problema de endeudamiento del sistema que comienza ser percibido como insolvente. Este último punto extremadamente grave para el ya tradicional balance del déficit comercial y fiscal, por la colocación de bonos de deuda. Por lo mismo muchos analistas han calificado de suicida el intento de mantener el dinamismo con más inyecciones de liquidez.

El economista, Nouriel Roubini, sostiene que “nada de lo que hacemos en términos de política monetaria y fiscal puede hacer mucha diferencia en este punto. Hay que aceptarlo. Lo mejor que podemos hacer es, quizás, evitar una doble recesión. Pero no podemos evitar un crecimiento económico anémico a mediano plazo.” Asimismo ha agregado, refiriéndose a Estados Unidos que un crecimiento esperado del 1%, técnicamente no sería una recesión, pero como no habrá creación de empleo se sentirá como una recesión.

Mientras los publicistas del capitalismo tratan desde hace años de convencernos que lo peor de la crisis global ya pasó, y que ahora enfilaremos hacia una recuperación sostenida, y los analistas de coyuntura pasan de la euforia a la pesadumbre con la misma velocidad con que oscilan las bolsas, economistas serios advierten sobre las señales de recesión que han aparecido nuevamente en la economía internacional. Un estudio de la OIT dado a conocer el 30 de septiembre pasado, ha advertido las graves consecuencias de la recesión en el empleo. El informe señala que “Cuanto más prolongada sea la recesión del mercado laboral, tanto más difícil les resultará encontrar trabajo a quienes lo estén buscando”, señala el informe. “En los 35 países sobre los que se dispone de datos, casi el 40 por ciento de los que buscan trabajo llevan desempleados más de un año, lo que significa que están muy expuestos a la desmoralización, a la pérdida de autoestima y a problemas de salud mental. Un aspecto importante es que los jóvenes sufren el desempleo de una manera desproporcionada”. El informe también señala que: “En muchos países que a finales de 2009 experimentaban un crecimiento del empleo, la recuperación del empleo está actualmente disminuyendo. Al mismo tiempo, el informe sostiene que hacia finales de 2009 cerca de 4 millones de personas habían dejado de buscar trabajo en países sobre los cuales se disponen de datos.”

China, Japón y Estados Unidos

Las autoridades japonesas han intervenido el mercado de divisas el pasado 15 de septiembre, lo que no ocurría desde hace seis años, para tratar de frenar la revaluación del Yen respecto al dólar. La economía japonesa esta en una trampa de deflación con efectos recesivos desde hace años, y depende de una economía basada en las exportaciones para recuperarse, pero la subida del Yen dificulta el objetivo.

Los mercados de divisas hoy son especulativos. En el caso del Yen la revaluación está atravesada por los esfuerzos de China para diversificar sus reservas, reduciendo su exposición al dólar estadounidense. El dólar tiene una debilidad estructural, producto del déficit fiscal, la deuda nacional, y el déficit de la balanza comercial. Durante muchos años funcionó un círculo virtuoso entre China y Estados Unidos, en el que la nación asiática financiaba la balanza comercial deficitaria norteamericana comprando bonos del tesoro y otros activos en dólares, debido a esto concentró alrededor del 70% de sus reservas en la moneda norteamericana, su principal socio y comprador. Pero aunque es el menos interesado en precipitar una caída del dólar más rápida de la que ya existe, está intentando vender activos en dólares y un nuevo destino preferente son activos japoneses, lo que presiona al Yen al alza. Para Estados Unidos no es un asunto menor por su fuerte dependencia del capital extranjero para mantener sus bonos. Es en este contexto que hay que entender la reciente aprobación por el Congreso norteamericano de una ley que permite imponer sanciones comerciales a China, una amenaza a la nación asiática si abandona su compromiso con el dólar, a lo que China respondió con su propia amenaza velada de acelerar su desprendimiento de activos en dólares.

Chile, y la revaluación del peso chileno respecto al dólar

Salvando todas las distancias, las empresas exportadoras desde Chile, especialmente las agrícolas están en campaña para conseguir que el Banco Central intervenga para evitar que el tipo de cambio del dólar siga cayendo, lo que explican pondría en peligro a muchas empresas exportadoras. El precio del dólar en pesos chilenos ha caído por la perdida de valor de la moneda norteamericana en los mercados internacionales, lo que está asociado a los problemas de su economía, y por la bonanza de los precios de los minerales y otros commodities, que han significado un importante ingreso de dólares a la economía local. El diario El Mercurio, que ha aparecido como portavoz de estos sectores empresariales dañados por la revaluación del peso chileno, apareció el pasado domingo denunciando en portada que los volúmenes de las exportaciones chilenas han caído durante siete semestres seguidos, lo que atribuye al tipo de cambio, al terremoto y al virus ISA que afectó a las salmoneras. Esto llama la atención porque El Mercurio se ha caracterizado por subrayar la recuperación económica, especialmente en los fines de semana. Pero la verdad es que cualquiera que sean los deseos del diario y de su empresariado amigo, el margen de maniobra del Banco Central de Chile para revertir esta tendencia, dentro de una economía que reivindica al mercado capitalista, es muy limitado. Si Japón, hasta hace poco la segunda economía mundial por tamaño del PIB, no ha podido hasta ahora impedir la revaluación del Yen, las posibilidades de un país pequeño y subdesarrollado como es Chile, son muchos menores. Se espera que el precio del cobre siga muy alto, y ese factor que por un lado asegura el ingreso de divisas a la economía chilena, por otro presiona al dólar a la baja en el mercado local.

Entretanto la recuperación de la economía chilena, aunque puede mostrar algunas cifras muy buenas al igual que otros países sudamericanos tales como Brasil y Perú, no consigue mejorar en distribución del ingreso, en los que el país está entre los peores del mundo junto con Brasil en Sudamérica, el desempleo que a pesar de las celebraciones oficiales se mantiene muy alto, y los índices de pobreza absoluta que han empeorado. Las autoridades atribuyen esto último al terremoto, y sin desconocer un impacto importante de la destrucción de bienes y de capacidad de producción instalada provocada por el evento telúrico, ya las cifras conocidas de las últimas estadísticas anteriores mostraba un deterioro y aumento de la pobreza absoluta por primera vez en 20 años. Por lo que estaríamos ante una confirmación de tendencia.

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