Venezuela: Gana la derecha, pierde el chavismo pero no la revolución socialista

El látigo de la contrarrevolución hará despertar la revolución, preparémonos a luchar.

En medio de una profunda crisis social, económica y política, donde por vez primera en 17 años el chavismo tenía clara opciones de perder y la derecha ganar las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre del 2015. Se desarrolló un proceso electoral que finalmente gana la derecha por una abrumadora diferencia de más de 2millones de votos que puede dar inicio al final de un proceso revolucionario que lleva ya 17 años en desarrollo o la profundización de lucha de clases.

Dicha elección se dio en un contexto de alta polarización que no dio espacio a otras alternativas que no estén dentro del bipartidismo su generis del PSUV-GPP y de la coalición de partidos de derecha MUD.

Además de un descontento popular creciente producto de los altos niveles de escasez de alimentos, la alta inflación que destruye el poder adquisitivo de las clases trabajadoras, la violencia criminal, la inseguridad, escandaloso casos de corrupción donde incluso aparecen denunciados y detenidos familiares y funcionaros del alto gobierno en tribunales de los EEUU, acusados por lavado de dinero y vínculos con el narcotráfico como el caso de dos sobrinos de la esposa del presidente y diputada electa en este elección Cilia Flores, que erosionan la credibilidad y legitimidad del gobierno, así como el estancamiento del país.

Descontento que según la encuestas ronda entre el 60 y el 80% contra la gestión del gobierno de Maduro. Como lo reconoció el mismo presidente, sería el proceso electoral más difícil en todos estos años para el chavismo.

Pero antes de entra en el resultados de las cifras, es pertinente contextualizar el momento sociopolítico en el que se da este importante evento electoral para comprender su resultado y las posibles perspectivas del próximo periodo de las luchas en Venezuela y la continuidad o no de un proceso revolucionario.

La crisis internacional del capitalismo y su impacto en Venezuela

La profunda crisis económica y social, que vive el país, es estimulada por tres factores. La crisis económica del capitalismo reflejada en la caída de los precios internacionales de las materias primas como el petróleo, principal fuente de recursos financieros y motor de la economía venezolana.

La desaceleración de China y los pobres niveles de crecimiento de las principales economías del planeta como EEUU y la UE. Que impacta en las economías emergentes y de los países neocoloniales como Venezuela que depende de los niveles de consumo de materias primas de estas economías como es el caso de China. Lo cual merma los niveles de ingreso por exportación acentuadas por la caída de los precios del petróleo.

El tercer factor, son las políticas reformista del chavismo que intentan aplicar correcciones al capitalismo chocándose una y otra vez con el muro del gran capital; y la ofensiva de una contrarrevolución silenciosa de sectores pro-capitalista dentro del chavismo que junto con las acciones conspirativas de la derecha, lo que el gobierno ha denominado guerra económica, se dan el 6 de diciembre una elección histórica que podría definir el fin de la revolución bolivariana y el fin de una época de gobiernos progresistas con matices de izquierda y de una oportunidad perdida para las izquierdas revolucionarias de llevar acabo proceso más profundo en la región.

Como ha sido las recientes elecciones en Argentina, donde gano la derecha y la posibilidad en medio de una crisis política del PT de una salida abrupta del gobierno de Dilma en Brasil que sin ser gobiernos socialista, han sido proceso que han levando esperanzas en amplias capas de la población pobre y trabajadores, confrontándose con los sectores más conservadores y reaccionario de las derechas latinoamericanas aliadas del imperialismo y el capital financiero internacional.

Se efectuaron entonces en este contexto, unas elecciones parlamentarias donde la derecha de obtendría un triunfo electoral histórico, que pondrá a la revolución bolivariana, al Gobierno de Nicolás Maduro en un punto crítico que amenaza con la continuidad de su gobierno y el fin de la revolución bolivariana en un escenario muy similar al de la revolución sandinista nicaragüense de 1989.

Sin descartar, que todavía, aunque poco probable por el desgaste del chavismo en sus bases y la confrontaciones internas entre sectores burocráticos que luchan por el poder. Que una ofensiva de la derecha con ataques a los avances sociales y políticos de estos 17 años de proceso revolucionario, abran la posibilidad de una rectificación y radicalización, que permita retomar el camino revolucionario que en los últimos años se ha perdido.

Una elección profundamente polarizada

La elección parlamentaria se desarrolló en un contexto de extrema polarización política donde las dos opciones sería una vez más el gobierno y las fuerzas políticas que les apoyan, el PSUV junto al GPP, una coalición de unos 11 partidos entre ellos el partido comunistas y otros de tradición de izquierda, centro izquierda y social demócratas; y la oposición de derecha en la coalición electoral MUD.

Pero en esta oportunidad ambas fuerzas venían con algunas fracturas productos de sus diferencias políticas internas, las cuales serían más crítica en el gobierno, donde amplios sectores de los movimientos de base y dirigentes chavista que ocuparon cargo en el alto gobierno bajo la era de Chávez, deslindaron del gobierno de Maduro y asumieron postura de oposición de izquierda e internaron lanzar candidaturas independientes, como el caso del grupo Marea Socialista, muchas de las cuales no se concretaron por las manipulaciones y presiones políticas que ejerció el gobierno y la actual dirección del PSUV para que no fueran admitidas por el CNE.

Hubo otros sectores de izquierdas que desde hace mucho tiempo son opositores al gobierno como PSL, partido que lidera el dirigente sindical Orlando Chirinos, pero que no logro entusiasmar a otros sectores de izquierdas para hacer un frente común e impulsar un campaña alternativa.

Este partido hizo algunos intentos pero su confrontaciones con casi todo los grupos de izquierdas no permitió algún avance unitario concreto, sin embargo logro establecer alianzas electorales con otros partidos entre ellos el MAS, antiguo partido de izquierdas que ha oscilado los últimos años entre el chavismo en su primeros años, luego con la MUD y en esta oportunidad se presentó como independiente.

Tuvo también una débil alianza con Marea Socialista en algunas regiones como Mérida, pero la polarización y la maquinaria electoral del PSUV y sus aliados y de la MUD no dejo espacio alguno para que otras opciones pudieran intentar algo, de hecho, como veremos en números más adelante, ningún diputado fue electo dentro de la polarización MUD vs. PSUV.

En el caso de la MUD, solo hubo desprendimientos oportunistas de algunos partidos que incluso en un pasado tuvieron algunas afiliación de izquierda y de apoyo al chavismo como fueron el MAS y Bandera Roja. Estos partidos creyeron tener oportunidad por la vía “independiente” para desmarcarse de la MUD y el Gobierno y así capitalizar un descontento popular histórico que ronda según diferentes encuestas de opinión entre el 60 y 80%.

Un campaña populista, demagógica y de vacíos políticos

Al final se impuso la polarización y el poder mediático y clientelar de los dos polos en pugnas. La campaña electoral fue muy pobre sin contenido político y basadas en promesas demagógica de ambos lados sobre cambios sobre la situación de crisis económica y social que vive el país.

La campaña fue vacía en contenido político; de parte del gobierno no había un discurso coherente, todo era acusaciones contra la derecha y el imperialismo como responsable de la crisis, y la intimidación de que un triunfo de la derecha amenazaría con el legado de Chávez y los logros de la revolución. Discursos que viene sosteniendo el gobierno desde ya hace 3 años sin presentar acciones concretas que contrarresté dicha ofensiva contrarrevolucionaria, lo cual le ha restado credibilidad en amplia capas de la población. La pobreza de contenido político se tradujo en confrontaciones violentas, hubo por lo menos 6 episodios violentos entre chavista y opositores donde incluso hubo agresiones físicas y muertes violentas de dirigentes y activista de ambas partes.

Ganar como sea

El sector gobierno uso todos los recursos del Estado que posee bajo su control, realizando una ofensiva populista de otorgamientos de créditos, pensiones expreses, tabletas para estudiantes universitarios, autos para taxis, buses y nuevas rutas de transportes públicos, entrega de viviendas, inauguración de obras, muchas inconclusa y aún en construcción, conciertos con artistas internacionales, realizando inversión millonaria en dólares en un momento en que la crisis alimentaria agobian a la población, e igual en un contraste y descaro populista, realizo al mismo tiempo operativos de venta de alimentos a precios muy por debajo de los precios de compra del mercado semanas antes de las elecciones.

En todas estas actividades de carácter proselitista, participaron los candidatos a diputados sobre todo en regiones donde las encuestas colocaban en ventaja a la MUD. Tuvieron también, como nunca una cobertura amplísima en los medios, los candidatos del PSUV-GPP parecían los candidatos de la derecha en el 98 y los de la MUD los de la alianza patriótica del chavismo de ese año. Todo esto sirvió a favor de la derecha pues lo uso para victimizarse y poner en evidencia un ventajismo por parte del gobierno y dar una imagen internacional de un régimen dictatorial, de ahí la diatriba con la observación internacional la cual fue dual, la oficial legitimada por el gobierno y la paralela que fue invitada por los factores de derecha. En fin el gobierno hizo lo que en el refrán popular se dice botar la casa por la ventana.

Guerra sucia

Al mismo tiempo se realizó una campaña de guerra sucia de parte y parte, con aparición de partidos fantasmas que nadie sabe a quién representaban y quienes lo financiaban como una táctica de desviación de los posibles votos castigos para uno de los dos polos en pugna. Igual se sobornaron candidatos y partidos pequeños para que cedieran en su opciones y trasladaran sus votos a una de las dos tendencias, caso del partido JOVEN, que a pocos días de la elección retiro su apoyo a los candidatos de Marea Socialista cediendo a las presiones del sector gobierno.

Una crisis capitalizada por la derecha por la ausencia de una alternativa revolucionaria

La inseguridad, la violencia criminal, la especulación, acaparamiento de productos de alto consumo y de la cesta básica, alta inflación, políticas antiobreras por partes de las inspectorías del trabajo y las políticas erráticas y burocráticas de una dirección chavista en el poder que está salpicada de escandalosos casos de corrupción, fueron la plataforma para que la derecha enfilara sus baterías para lo que sería un triunfo histórico.

Lamentablemente hemos tenido razón, durante años hemos afirmado que la revolución bolivariana estaba amenazada de derrota, por un parte por su frágil modelo económico de control burocrático de la economía bajo un Estado que mantiene intactas las estructuras burguesas y capitalista heredada de 1998. Esto se reflejó que Venezuela profundizo aún más su dependencia rentista con el petróleo que al tener una caída estrepitosa los últimos dos años llegando actualmente a niveles de 30 y 35$ el barril, cuando en el 2008 tuvo un histórico 120$ y que por casi más de 5 años estuvo entre los 60 y 100 $ el barril. Dejando en evidencia las limitaciones del gobierno en continuar con sus reformas sociales.

Un modelo económico que está controlado por una casta burocrática cívico militar en el poder que ha hecho increíbles fortunas, lo que el pueblo llama la Boli-Burguesias. Todo lo que esta casta toca y asume control, lo vuelve nada, empresas nacionalizadas, programas sociales, están ineficientes, paralizadas y algunas ni existe más allá de la propaganda oficial.

Al mismo tiempo la ausencia de democracia dentro del partido de gobierno y de organizaciones independientes de la clase trabajadora y el pueblo, era cuestión de tiempo para que una casta burocrática como la que actual gobierna, tomara control definitivo del proceso de revolucionario bolivariano y con ello llevarlo a la derrota.

Una derecha sin programa alternativo gana la elección

La derecha por su parte tenía sencillo, pero no menos compleja su estrategia, sin programa político alternativo más allá de un plan de ajuste económico de corte neoliberal del cual, algunos de sus elementos tendría que aplicar el propio gobierno de Maduro, como un ajuste fiscal, recorte al presupuesto público o mayor endeudamiento y una mega devaluación para unificar el control de cambio que esta desangrando las finanzas del Estado y que tendrá un impacto en el ya golpeado salarios de los trabajadores.

Entonces, la MUD, solo tenía que controlar sus sectores radicales que como se demostró en los eventos violentos de febrero y junio del 2014, pretenden salir del chavismo, del gobierno de Maduro por la fuerza. Controlar este sector y capitalizar las políticas erráticas del gobierno acorralando dentro del mismo esquema capitalista y de democracia burguesa que sigue intacta en Venezuela más allá de las fraseologías grandilocuentes de socialismo, poder popular y democracia participativa, fue la estrategia básica de la derecha para ganar la elección parlamentaria.

Cabe recordar que en todo este contexto el gobierno de Maduro y la MUD, iniciaron un proceso de negociación, un pacto de coexistencia pacífica con la “oposición democrática”, como definió lo presidente Maduro, que se inició en abril del 2014 y que se vio parcialmente paralizado por la presiones tanto de los sectores de izquierda como de los sectores radicales de ultra derecha. Sin embargo, quedo claro que la hoja de ruta en la confrontación entre la MUD y el gobierno, la “transición” como lo ha denominado la derecha, será bajo el respeto a la constitución nacional y la democracia como ambos sectores lo han afirmado una y otra vez. Desde una perspectiva de izquierda revolucionaria, el gobierno evidencia su debilidad y capitulación al dirimir el conflicto de clase bajo el terreno de la burguesía.

Todo esto se consumara en las elecciones del 6D que aunque se presentaron como una elección regional, para elegir la nueva asamblea nacional para el periodo 2016-2021. Fue asumida por la población como una válvula de escape ante la situación del país y expresarse a través del voto su descontento.

La derecha gana la mayoría en el parlamento

La participación sorprendió a todos, más del 75% de la población electoral (14 millones) en base a unos 19 millones, salió a votar, con un triunfo para la derecha que le dio el 67% de control sobre la asamblea nacional y mayoría calificada a través de 112 (109) diputados, 3 diputados indígenas que rompieron con el gobierno por la mala política dirigida hacia los pueblos originarios, especialmente el asesinato del Cacique Sabino Romero, con esos 3 diputados la MUD tiene mayoría calificada, con lo cual tiene todo el poder para impulsar leyes, impulsar la renuncia del ejecutivo y revocatorio de mandato entre otras facultades. El Chavismo tuvo un retroceso y derrota histórica, que anuncia un terremoto político en las filas del PSUV. Solo el 33% de los diputados y un 41% de los votos nacionales. Al final los votos nacionales entre MUD y PSUV fueron de 7.707.422 para la MUD y 5.599.025 para el PSUV-GPP, la derecha saco una amplia ventaja de más de 2.100.000 votos.

Una tercera expresión política silenciosa, voto castigo, nulo, abstención

La abstención y el voto nulo fueron también una expresión política en estas elecciones donde los votos se polarizaron en la MUD y el PSUV-GPP, fuera de esta polarización solo 341.121 votos fueron para el resto de los pequeños partidos que intentaron competir fuera de estas dos coaliciones. Pero la abstención que a pesar de ser baja en comparación a la elección del 2010 cuando se eligió la asamblea nacional saliente, no dejó de ser importante 25,75% que representa un población votante de más de 5 millones.

El voto nulo fue la cifras más alta de los últimos años e incluso superior en amplio margen a la elección del 2010 3% vs. 7,8% 2015. Ambos porcentajes, votos nulos y abstención sumarian un potencial de más de 6 millones de electores, una población para nada despreciable que supera incluso al total de voto alcanzado por el PSUV-GPP. Pero hay más de los más de 2 millones de votos obtenidos por la MUD de diferencia hay un amplio porcentaje de votos castigo de sectores chavistas que expresaron su descontento trasladando su intención de voto a la derecha.

Voto castigo

Esto podemos verlos con claridad en las derrotas en sitio emblemáticos del chavismo y de larga tradición de izquierda como son el 23 de enero y Catia (Pq. Sucre) dos de los centros urbanos más poblados y de clase trabajadora en Caracas: y el estado Barinas donde nació y es hegemonía política la familia de Hugo Chávez.

Para dar cifras más clara en el 23 de enero por ejemplo en el 2010 Tupamaros y PCV dos partidos de izquierda que están en el GPP aportaron entre 2468 y 2070 votos al candidato del PSUV en la zona, para el 2015 fue de 763 voto por la tarjeta de Tupamaros y 1678 por el PCV, la merma de votos de estas dos opciones es evidente y se pudo expresar en abstención, voto nulo o voto castigo, que fueron las tres expresiones electorales, que derrotaron al chavismo y que capitalizo la derecha.

De igual manera el chavismo perdió en los 6 principales estado del país, que concentran el 51,76% de la población electoral, algo más de 10 millones de electores. El chavismo solo gano en las zonas rurales y más alejadas de los centros urbanos.

El voto castigo fue capitalizado por la derecha; la abstención y el voto nulo sin embargo, han quedado como expresiones de rechazo huérfanas de dirección. Esta expresiones electorales son subjetivas pero no dejan de ser importante y punto de referencias para las fuerza revolucionarias que intente avanzar en contra corriente de la polarización PSUV MUD.

Por ultimo sin caer en una sobre dimensión sobre el voto nulo, es cierto que un porcentaje de este voto se debió a la confusión de algunos votantes a la hora de elegir, sobre todo en sitios donde tenia que seleccionar mas de una opción, pero aun así el voto nulo consciente fue alto.

Perspectivas

La derecha ha comenzado su ofensiva a dicho que su amplia mayoría obtenida en votos y la cantidad de diputados para la nueva asamblea en Enero del 2016 es una señal de derrota de la propuesta socialista. Ante esta ofensiva ideológica debemos cerrar filas los sectores revolucionarios, pues no se trata de una derrota del socialismo, sino de un fenómeno político que irrumpió con fuerza después del colapso de la social democracia en los 90; que planteo ciertamente el socialismo pero que nunca termino de desarrollar pues asumió políticas reformista y errores históricos de procesos similares, que han facilitado el resurgimiento y avance de una derecha que había sido decenas de veces derrotada por el pueblo y los trabajadores.

Si ha sido hasta ahora una oportunidad perdida, pero el juego a un no termina la derecha no tiene otra propuesta que no sea el capitalismo, y aunque no actuaran en lo inmediato en ataques a las reformas progresistas que se implantaron bajo el chavismo, será cuestión de tiempo para hacerlo, lo cual colocara en la calle a millones de trabajadores y pueblo pobre movilizados en defensa de su conquistas. La clave acá será si los sectores revolucionarios somos capaces de articular esa fuerza común necesaria, que le de dirección y orientación para una derrota definitiva del capitalismo.

Por lo pronto veremos un confrontación entre el gobierno y la derecha acusándose uno a los otros de la crisis mientras el país se deteriora, no se descarta que incluso ante el abrumador resultado electoral la próxima asamblea forcé una renuncia o active un revocatorio del mandato de Maduro, incluso se especula que sectores militares sean lo que pidan la renuncia y en una especie de golpe suave se acabe con el gobierno de Maduro y se anticipen nuevas elecciones presidenciales.

Pero lo que sí está claro por ahora, es que la derecha va utilizar su control sobre el parlamento para bloquear al Gobierno, acorralarlo y acelerar su desgaste y como ellos mismo han dicho, el inicio de una transición pacífica y en democracia, lo que pone en relieve como perspectiva histórica, lo que fue la transición de Nicaragua y la revolución sandinista en 1989.

Por otra parte una radicalización como la que afirma el propio Maduro se avizora como una perspectiva lejana, primero porque es la actual dirección de su gobierno responsable en gran mediad de la crisis y sin un cambio de esa dirección no tendría legitimidad ni apoyo de sus bases, por otra parte, la caída de los precios del petróleo que se acentuaran el próximo año. Fracaso la reunión de la OPEP que promovió Venezuela para buscar un recorte en la producción mundial, lo cual coloca una perspectivas muy negativas para el próximo periodo, lo que le dará muy poco margen de maniobra al gobierno de Maduro para seguir manteniendo sus políticas de asistencia social.

Igual esta la crisis interna que se avecina en el PSUV y GPP así como niveles de desmoralización de la población chavista que ya se expresó un parte de ella en el voto castigo, lo cual debilitaría las bases sociales que necesitaría el gobierno para legitimar sus políticas de “radicalización”. Además que tendrá que considerar la abrumadora mayoría que ha obtenido la derecha de más de 7 millones de votos.

Lo que pudiera ocurrir y esto sería aún más complicado para los sectores honestos y revolucionarios es un gobierno de corte más totalitario que incluso desconozca la asamblea nacional y de facto la imposición de una dictadura de castas burocráticas.

El uso por ejemplo de la iconografía con frases de Stalin horas después del resultado electoral divulgadas en las redes sociales por el PSUV, para justificar su derrota e intentar levantar la moral de su base; y los ataques de simpatizantes maduristas a un intento de rueda de prensa de ex ministro de Chávez que plantearían serias criticas al gobierno, dan señales peligrosas de un desvió perverso que ya en la historia de procesos revolucionario hemos sufrido quienes defendemos las bandera genuinas del socialismo.

El panorama para el próximo periodo es sin duda muy turbio, la crisis internacional del capitalismo, los proceso en desarrollo en América Latina y la actual composición de fuerzas internas en el país, deja un contexto todavía abierto en la lucha de clase, sin embargo la clave sigue siendo una dirección autónoma del pueblo trabajador que se expresa en una organización consciente con un programa político claro que defienda los avances conquistados en estos años pero que profundice en las tareas inmediata para sacar al país de la crisis.

Hay opciones

Venezuela no está en bancarrota ni en un margen de colapso, es una nación que está entre los países más rico del planeta, posee las primeras reservas de hidrocarburos, importantes reservas de gas, minerales, mega diversidad ecológica, etc. Con reformas tributarias, del mercado cambiario y de subsidios como el precio de la gasolina bajo un Estado de los trabajadores y el pueblo así como otras medidas económicas y sociales de emergencia, el país puede superar la crisis a corto plazo, e iniciar un nuevo proceso de desarrollo bajo una perspectiva socialista revolucionaria. Tales tares en este momento no serán asumida ni por la actual dirección del chavismo en el poder ni por la derecha. Y de ser tomadas algunas de estas medidas ante mencionadas no sería para beneficiar al pueblo y a los trabajadores si no a la burguesía y al capital financiero internacional.

Urge una unidad amplia, de acción revolucionaria para enfrentar la crisis

Por ello llamamos a todas las fuerzas sociales progresista y revolucionarias de Venezuela incluso las que están crítica y en confrontación con la dirección burocrática dentro del chavismo, a un encuentro nacional donde debatamos a fondo la situación del país y un plan de lucha que nos articule en una sola fuerza para poder vencer a la contrarrevolución expresada dentro del gobierno y a la derecha.

No hay pueblo, ni clase trabajadora derrotada. El triunfo de la derecha es una capitalización de un descontento popular, que busca una dirección política alternativa. No hay derrota del socialismo sino de un modelo que se agota y que está llegando a los límites de sus capacidades de implementación de reformas dentro del propio capitalismo. La lucha aún continúa, preparémonos para avanzar y vencer.

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